TEXTOS / TEXTS

Texto para el catálogo de la exposición About Change
La invención del arte abstracto durante el siglo XX ha generado la aparición de dos tendencias complementarias. La abstracción geométrica en general ha sido asociada a la búsqueda de un orden universal de esencias que subyace en las múltiples y cambiantes apariencias del mundo sensible. Sin embargo, las activas fuerzas de la Naturaleza, en permanente transformación y difíciles de entender, fueron las que inspiraron el surgimiento de la abstracción biomórfica. Las obras en cerámica de Lucila Amatista pertenecen a esa tradición.
A su amor por las formas vegetales y orgánicas, el artista agrega los valores estéticos que fueron largamente considerados indignos por el arte moderno debido a su asociación con lo femenino: las técnicas de la cerámica en sí, tradicionalmente consideradas como un arte menor o una labor doméstica, la pequeña escala de sus objetos, y el sentido decorativo que se muestra en el brillo de su esmaltado.
Para Amatista, no hay medio más adecuado para expresar la naturaleza de los organismos vivos que el proceso de modelar una sustancia blanda que posteriormente sufre una mutación irreversible cuando se cuece en un horno. Las obras en cerámica siempre revelan un esfuerzo por pensar la forma como expresión del potencial de una sustancia específica. "Un trozo de arcilla se vuelve más inteligente cuando se convierte en arte ", dijo el artista británico Tony Cragg. Forma y materia están íntimamente ligadas, de modo que las siluetas, bultos, curvas, cavidades y protuberancias expresan en los trabajos de Lucila Amatista, entre otras cosas, lo que la arcilla puede hacer cuando se es  trabajada con la perseverancia de un escultor. 

Valeria González

Text for the exhibition catalog About Change
The invention of abstract art during the 20th century generated the appearance of two complementary tendencies. Geometric abstraction was generally associated to the search for a universal order of essences that underlies the multiple and changing appearances of the sensible world. However, the active forces of Nature, in permanent transformation and difficult to grasp, were those that inspired the emergence of biomorphic abstraction. Lucila Amatista’s ceramic works belong to that tradition.
To her love for vegetal and organic forms, the artist adds aesthetic values that were long considered unworthy of modern art because of their association with the feminine: the techniques of pottery itself, traditionally considered as a minor art or domestic craft, the small scale of her objects, and the decorative sense shown in the brightness of their enameling.
For Amatista, there is no medium more suitable to express the nature of live organisms than the process of modeling a soft substance that subsequently undergoes an irreversible mutation when fired in a kiln. Works in ceramic always reveal an effort to think of form as expression of the potential of a specific substance. “A piece of clay becomes more intelligent when it is made into art,” said British artist Tony Cragg. Form and matter are inextricably tied, so that the silhouettes, lumps, curves, cavities, and protuberances in Lucila Amatista’s works express, among other things, what clay can do when it is being worked on with the perseverance of a sculptor. 

Valeria González

Texto para el catálogo de la exposición Geometrías 2, RO Galería, 2010
En octubre del año 2009 Ro Galeria de Arte presentó la exposición Geometrías 1, compuesta por obras de trece grandes referentes de la abstracción geométrica de nuestro país. En Geometrías 2, la galería expone un repertorio de obras de siete artistas que trabajan este lenguaje en la actualidad. Las primeras manifestaciones locales de la abstracción vinieron de la mano de artistas como Pettoruti, Xul Solar, Curatella Manes y Del Prete, entre otros, dando paso al movimiento Concreto con la aparición de un grupo de jóvenes artistas que publican la revista Arturo en 1944, y que tras divergencias se dividen y forman las agrupaciones Madí y Asociación Arte Concreto – Invención y posteriormente el Perceptismo. Entre algunos de sus exponentes encontramos a los madistas Carmelo Arden Quin, Rhod Rothfuss y Gyula Kosice, el concreto Tomás Maldonado y el perceptista Raúl Lozza. Caracteriza a estos movimientos de vanguardia su necesidad de innovación, de ruptura con la tradición y de cambio social a través del arte, los constantes debates, la realización de exposiciones y la publicación de manifiestos y revistas. Consolidándose con el tiempo, la abstracción dio lugar al surgimiento de numerosos grupos con diversas características dentro de la no figuración. A pesar de desarrollarse una tradición en torno a este lenguaje, cada uno de los artistas que integran la exposición produce, desde sus propios intereses e investigaciones, desde sus propias técnicas, obras que suscitan nuevas miradas, nuevas hipótesis y nuevas capas de sentido al camino ya transitado por el arte abstracto nacional. Trabajando el lenguaje de lo geométrico desde una mirada muy particular, lo resignifican y recontextualizan con sus búsquedas desde la contemporaneidad, aportándole su subjetividad. De este modo, las obras dialogan entre sí y con el legado histórico de la modernidad, generando diversos puntos de conexión y contrapuntos, recorridos y entramados que nos llevan de las incesantes búsquedas pictóricas de Roberto Scafidi y Marcelo Boullosa, a los prolíficos videos inspirados en las culturas precolombinas de Carlos Trilnick, pasando por las obras caladas llenas de movimiento de Irene Banchero, las impecables obras madí de marco recortado de Lorena Faccio, las delicadas tramas que dibujan el espacio de Pilar Ferreira y los bordados de quien aquí escribe. La exposición presenta así un pequeño panorama ecléctico de gran riqueza. Y nos revela que el arte abstracto todavía tiene mucho que dar.

Lucila Amatista, Buenos Aires, mayo de 2010


Jardines interiores, Fundación Standard Bank
Curaduría de Delfina Helguera, asistentes de curaduría Inés Carafí y Graciela Poletti. Artistas: Lucila Amatista, Delfina Bourse, Mónica Millán, Paula M. Otegui, Magdalena Rantica
"El pintor debería pintar no sólo lo que se encuentra frente a él, sino también lo que ve en su interior" (Caspar David Friedrich, 1774-1840). Herederas de la visión romántica sobre el arte, e hijas del siglo XXI, estas artistas exploran un tema tradicional como es el del paisaje pero con ojos y espíritu contemporáneo. Basadas en las formas que brinda la naturaleza, y amparadas en la cantidad inconmensurable de imágenes disponibles de la que gozamos hoy, ellas reelaboran el tópico del paisaje (lo que se ve-el pintor como el que registra) para mostrarnos otros que se sitúan, como quería el gran Friedrich, en otro plano. A doscientos años de aquellos pintores que crearon lo sublime en el paisaje, la fotografía irrumpió con su ímpetu documentalista y desbancó para siempre a la pintura como registro. Paisajes abstractos o figurativos, irreales, imaginarios, ilusorios, inventados. Todos estos adjetivos se pueden aplicar a ellos y, sin embargo, todos encontraremos algo que nos es familiar y que nos toca en algún lugar. Ya sea porque es ese lugar de la infancia que ya no está más, o es el lugar del deseo, o aquel en que imaginamos encontrar la paz, los paisajes de estas artistas que comparten una ciudad hablan de añoranzas y de anhelos. "Cierra tu ojo corpóreo para que de este modo puedas ver tu cuadro con el ojo espiritual. Luego trae a la luz del día aquello que has visto en la oscuridad, para que así pueda provocar una reacción sobre los otros desde afuera hacia adentro" aconsejaba un Friedrich viejo, relegado y abatido, nunca se imaginó que las generaciones futuras le harían tanta justicia.

Delfina Helguera, Buenos Aires, 2009.

Femenino, Mil100 galería
Una sucesión de tramas, ora bordadas, ora dibujadas en lápiz y/o tinta, multiplicadas, sutilmente variadas, generan una familia de trabajos cuyo orden se va encadenando y creando una realidad plástica de alcance imprevisto. Las obras funcionan como módulos independientes, pero a la vez interconectados, de una cartografía que puede representar tanto un microcosmos como un macrocosmos. Rescatando el ancestral oficio del bordado, restringiendo la utilización del color a un mínimo esencial , quizás para compensar el elaborado (a veces engañosamente simple) trabajo de composición, Lucila nos ofrece un abanico de obras donde una multiplicidad de sugerencias nos recuerda que “sólo hay una cosa valiosa en arte: la que no se puede explicar”. El silencio del blanco papel deja de ser pasivo y se torna activo, fertilizado por el hilo o la línea, construyendo una realidad nueva y primordial que impregna perdurable y delicadamente nuestra memoria.


Roberto Scafidi, Buenos Aires, 2008 



Texto para el Catálogo de la Exposición Z-Lab, Galería Zavaleta Lab, 2004-2005

Hace algunos años descubrí el arte textil. Este significó para mí un universo de recursos plásticos inimaginados. Tejer y bordar papel se convirtieron en actividades sumamente lúdicas que jamás abandoné.
Tiempo atrás, descubrí que las tramas generadas por los materiales textiles podía realizarlas también mediante tinta china – plumín, que luego convivieron con el lápiz de mina.
Comencé a utilizar todos estos elementos para la creación de mis dibujos, pero no todos se combinan. Por un lado, utilizo el lápiz, hilos – aguja; por el otro, el lápiz, tinta china – plumín.
Estos materiales me permiten realizar un trabajo sumamente repetitivo, generado por un mismo gesto, la misma acción compulsiva a crear tramas.
En algunos casos, ordenadas racionalmente, se van quebrando dando lugar a la combinación de un trabajo sistemático–racional con otro más libre.
Los dibujos surgen de ideas básicas como el trazado de la trama en lápiz o en tinta, que se quiebran o acrecientan – acumulan. Generalmente no utilizo bocetos. En el mismo proceso creativo van apareciendo las ideas a seguir. Así es como los errores que se pueden ir dando - una puntada o línea equivocada – si me interesan los apropio y ellos mismos pueden, según sea el caso, generar otro camino en el curso futuro de la obra.


Lucila Amatista, Buenos Aires, 2004